Estamos pagando multas astronómicas a las empresas petroleras. La ciudadanía europea podría acabar pagando más de 7000 millones de euros a la industria del petróleo, el gas y el carbón por emprender acciones climáticas [1].
- La multinacional del petróleo y el gas Rockhopper ha demandado a Italia por 260 millones de euros por la prohibición de los campos petrolíferos en sus costas.
- Ascent exige 120 millones de dinero público a Eslovenia por dar prioridad al medio ambiente por encima del fracking..
- Vattenfall denunció al pueblo de Alemania por 4300 millones de euros cuando este decidió reducir la energía nuclear.
- ¡Y la ciudadanía holandesa deberá pagar 2400 millones de euros a RWE y Uniper por hacer lo mismo con el carbón! [2]
Se nos acaba el tiempo de evitar la catástrofe climática [2].Pero la industria de los combustibles fósiles ha tomado como rehenes a nuestros gobiernos con la amenaza de demandarlos por cifras desorbitadas. Y así les impiden tomar las decisiones necesarias para salvar el clima.
Este tóxico tratado sobre los combustibles fósiles (su nombre oficial es Tratado sobre la Carta sobre la Energía, o TCE) es una rémora del pasado, pertenece a una época en la que los gobiernos todavía negaban el cambio climático [3] Sin embargo, las multinacionales de los combustibles fósiles se aferran a él como a una tabla de salvación porque les permite proteger sus beneficios.
Claro que conseguirlo significa llevar a los tribunales a los gobiernos que se atreven a anteponer al planeta y a las personas a esos beneficios. Y cuando ganan, el Estado tiene que pagar las indemnizaciones con dinero público. Un dinero público que habría podido destinarse a inversiones verdes, educación y sanidad, en lugar de seguir llenando los bolsillos de los principales contaminadores.
Por suerte vamos comiéndole terreno a los grandes contaminadores. Italia ya ha salido del tratado tóxico, miembros del Parlamento Europeo ya apoyan nuestras exigencias y ahora depende de cada estado miembro de qué lado se pone. Y para que se pongan del nuestro, es necesario que cada ministro o ministra de energía se entere de por qué nos importa tanto a través de nuestros mensajes personales.