Miles de crías de pingüino han muerto recientemente. Solo dos consiguieron sobrevivir.
Las crías murieron de hambre porque los grandes barcos pesqueros industriales están acabando con su comida.
Pero hay algo que podemos hacer para parar esta catástrofe. Próximamente, algunos países votarán el establecimiento de un santuario en el Océano Antártico que protegería a los pingüinos que allí habitan. Aunque los grupos de presión de la industria de la pesca lo quieran impedir, nuestros representantes europeos tienen un papel clave en las negociaciones y pueden influir en el resultado de la votación.
Tenemos una oportunidad única para recordar a nuestros líderes nuestra demanda: que se ponga fin a la muerte en masa de crías de pingüino. Podemos jugar un papel esencial en la votación si hacemos saber a nuestros representantes que su reputación está en juego.